La verdad es nunca he entrado en un sexshop, ni pienso entrar, no me gustan y eso que han abierto uno al lado de mi casa, si quiero algo para eso ya está mi pareja. Porque el coño lo tengo bien peludo para follar a gusto, pero me da cosa entrar en uno. Estoy algo rellenita pero me gusta verme así, en mi cocina o en la playa, abierta y entregada a la lujuria más profunda de mi ser.
El otro día iba caminando por las Ramblas de Barcelona, yo sola, y vi uno que está cerca ya de Colón, un sexshop Barcelona bien curioso y excitante por fuera. Al final, decidí romper todos mis principios y me adentré en este oscuro y siniestro mundo de la tienda erótica.
Un sexshop Barcelona en las Ramblas siniestro
Una chica muy amable, me recibió nada más atravesar el umbral de la puerta. Buenas tardes, escuché, provinentes de una voz muy sensual y exquisita. Aquello me hizo ver las estrellas de placer. Buenas tardes contesté.
Lo cierto es que estaba excitada ante tanto juguete, había penes de todas las medidas y tamaños, grosores y colores. Con lo que me excitan a mi los penes gordos, y tenía todo un arsenal enfrente de mí.
Deme ese grande que tiene en el escritorio. Dije escritorio porque no sabía ni qué decir. Me dio un consolador grande rosa. Le dije si me lo podía probar en un probador que vi, uf, fue magnífico. Desde ese día, acudo a este sex shop Barcelona intrigante, y compro, si puedo, algún juguetito para no sentirme sola.