Un día más he tenido que ir a la Universidad y un día más explicar a mi amiga Lourdes qué me había pasado con mi madre. Un mal movimiento aquella mañana, cuando ella me dijo, “entra que no te oigo” y entré en el lavabo, sin más, a pesar de que nunca dentro en habitaciones ajenas. Ella se estaba duchando.
El espectáculo ha sido impresionante, enjabonándose, y completamente desnuda, y se lo dije. “Estás en pelotas mamá…”. Pero ella no hizo caso a mi sorpresa. Había visto desnuda a mi amiga Lourdes mil veces, y tiene buenas tetas, pero las de mi madre y su descaro al enjabonarse, eran y son superiores. Ver cómo el agua se deslizaba sobre su aparente piel suave, algo que minutos más tarde verifiqué, eso,… eso me hizo enloquecer aquella mañana.
El resto lo tengo que explicar a Lourdes porque sin querer se lo he dicho, he llegado tarde a clase por culpa de mi mamá caliente. Porque quería follar conmigo. Y Lourdes, que es más curiosa que un sordomudo en una reunión de escalera de vecinos, ella quiere saber más.
Lo cierto, es que ha sido la mejor follada de mi corta vida. De mujeres sé poco, pero ahora sé menos. Daría todo lo que sé, por la mitad de lo que ignoro. Una asignatura suspendida en la Universidad y otra aprobada en casa. Porque mi madre al parecer quiere más y no sé que hacer, ni qué decir. El calor de su vagina es superior al de Lourdes, mi amiga. Pero puedo relatar más, lo que después sucedió, los días posteriores al día de autos, a esa línea moral quebrantada, a esa follada inesperada. Kike. Ver mi AQUÍ primer relato