El regalo de mi cumpleaños: una puta por una tarde

Una escort deliciosa de lujo toda para mí. En mis recientes veinte cumpleaños a mis amigos no se les ocurre otra cosa que regalarme a una puta. Toda para mí, por una tarde, una morbosa puta española veterana. No vitalicia. Yo, que nunca había estado con una chica, y ellos lo sabían, quisieron obsequiarme con esta concesión.

Morena, mucho machor que yo, de aspecto serio, adusta y áspera, bien mujer, una tiarrona vamos, me quedé a solas en mi casa con ella. Mis padres no estaban, habían salido de fin de semana, y yo me había quedado solo en casa. Mis amigos y yo lo sabíamos y ella, a las 20:00 horas de un sábado, se presentó en mi casa. Llamó al timbre de abajo, abrí y luego subió.

– Estaremos no mucho rato, mis padres no tienen que venir, pero por si acaso- dije con un toque miedoso.
-Tranquilo, he venido a hacer un servicio, soy toda una profesional, me dijeron que yo era tu regalo de cumpleaños.
– Así es, pasa- le dije a ella, que vino segura de lo que hacía.

Una puta española madura morena para mi cumpleaños

Pronto entablamos una conversación sin más fondo que la pura charla sin sentido, lo principal estaba por llegar.

– Así que me han dicho que es tu aniversario y que nunca has estado con una mujer?
-Sí, nunca.
-Va siendo hora no crees, mi pequeño cowboy?

puta española

Joder, cowboy, podía haber dicho mi pequeño boyscout, pero no, cowboy sonaba a vaquero de América, me gustaba. Un cowboy niñato para una maduraza bien puta. Empezaba a calentarme sin saber el porqué.
-Sí, soy un cowboy sin caballo y sin posada- me lancé a su metáfora, siguiendo el juego, desde siempre me gustaron las novelas de misterio de Agatha Christie junto con las de vaqueros del Oeste, de Sergio Leone, «Por un puñado de Dólares» y muchas más. Así que hice una mezcla. Me sentía vaquero por primera vez en mi vida.
-Te gusta cabalgar?- Le dije todo lanzado.
– Mi apellido es cabalgar, me llamo Rizzo Cabalgar Poni.

Vaya nombre, nunca lo había escuchado, pero dicho así, parecía que el poni iba a ser yo. Como así fue. Un poni con menos experiencia que un segurata de una ETT, pero con más ganas que «El principiante» de Clint Eastwood, Charlie Sheen y Sonia Braga.

Ahora que diciendo Sonia Braga, ella tenía una semejanza a Sonia, morena y distante; las bragas se las quitó en diez minutos, su vestido negro con huecos, parecía estar roto, se le veían todas las tetazas. Pronto las toqué, eran blandas, me gustó la sensación. Hay mucho más para contar, pero en resumen, ella me cabalgó, me extrajo de ese estado de virginidad en el cual estaba sumido desde mi nacimiento. Pude notar a una mujer entrar en mi polla, o ¿fue al revés?. No lo sé el caso es que disfruté.
Si algún día alguien quiere, puedo relatar al detalle la experiencia con esta puta española para mi cumpleaños.