Desde siempre, me gustaron los relatos de gordas, fetichismo de pies, y me gustó el olor de su sexo, el contraste de su perfume de Channel, con el perfume vaginal esternocleidoperineo. Era precioso.
Practicar el sexo oral porque me producía un gran morbo los olores más íntimos de la mujer…Como poco a poco comienzas besando el cuerpo perfumado de una mujer para terminar besando su coño donde se pierde todo perfume.
Sin embargo a mi mujer, un poco gorda de tetas, y encima eso me daba morbo, no le gustaba practicar el sexo oral, por lo que no tenía oportunidad de satisfacer mi fetiche. Quizás por eso, cada vez fantaseaba más con el tema, al principio mis fantasías se limitaban al olor y sabor del coño pero poco a poco comencé a fantasear con poder lamer también sus pies, su culo, sus tetas…hasta sus bragas, sus tetas bien gordas, toda ella.
Se me olvido decirles que soy un hombre casado de 38 años, mi mujer es delgadita y bastante atractiva pero la monotonía nos ha llevado a practicar sexo de manera ocasional y de forma muy tradicional (postura del misionero y poco más, nada de fetichismo en esa posición).
Un día de la manera más casual el destino quiso que llegara mi gran oportunidad:
Llegue a casa antes de lo previsto, abrí la puerta pensando que no había nadie y enseguida me di cuenta que estaba Sofía, era la chica de la limpieza. Una chica joven, de unos 27 años, rellenita, con un gran culo y unas grandes tetas que aunque no era excesivamente guapa su juventud la hacía atractiva. Solía venir una o dos veces a la semana para realizar las tareas domesticas.
Abrí la puerta dije buenos días para que no le asustara de mi llegada y fui directo a mi cuarto para cambiarme…de repente cuando abrí la puerta del cuarto vi a Sofía delante del espejo, vestida con unos de los vestidos de fiesta de mi mujer, con sus zapatos y con sus joyas.
La chica de la limpieza gordita y apetecible
Al sorprenderla se puso roja y se quedo totalmente inmóvil plantada en medio de la habitación, sin decir nada. Yo que también estaba sorprendido, iba a comenzar a gritarle cuando me di cuenta de lo morbosa que era la situación, llevaba puesto un vestido de fiesta de mi mujer con un gran escote y transparencias en la espalda, como no era su talla, el escote casi no podía contener sus tetas y por detrás se le marcaban todas sus curvas.
Tenía que échale la bronca porque realmente estaba mal que tocara nuestras cosas, pero enseguida me di cuenta que en ningún momento pensaba llevárselas, solo quería probarse un vestido:
-Le recrimine, que haces con esa ropa? Dónde vas con eso?
-Perdona perdona, no quería hacer nada, estaba planchando este vestido y me pareció muy bonito y únicamente quise probármelo.
-Pues no se qué pesara mi mujer de que te pongas su ropa y sus joyas.
-Por favor no se lo digas, haré cualquier cosa, como se entere ella, no volverá a contratarme, por favor decía entre sollozos y me repetía una y otra vez haría cualquier cosa…
-Dices que harás cualquier cosa???
-Si de verdad haré cualquier cosa y tanto que lo haré.
Mi cabeza iba a mil, y ella creo que se dio cuenta de mis intenciones, porque enseguida me dijo:
-Bueno cualquier cosa no se? Yo solo quería probarme el vestido. Que quieres que haga?
-No te preocupes, lo que te voy a pedir es muy fácil, solo quiero que te quites el vestido, para que pueda verte desnuda.
Ella empezó a denudarse…enseguida quedaron al descubierto sus grandes tetas, después sus grandes caderas,…y por ultimo su tanguita, que era tan diminuto que no tapaba ni su gran culo, ni su coño lleno de bello. Sin tener que decir nada se quito también el tanguita y quedo totalmente desnuda.
-Ya esta así está bien? Me pregunto.
-Si así está bien, ahora túmbate en la cama.
-Pero ha dicho que solo tenía que desnudarme, sabes que no iba a llévame el vestido.
-Tranquila túmbate en la cama, no quiero hacer lo que piensas, yo estoy vestido y no voy a desnudarme.
Al decirle eso se tranquilizo y se tumbo en la cama, le dije que cerrara los ojos y que confiara en mi, así lo hizo, para entonces yo ya estaba totalmente empalmado.
Estaba todo empalmado por la chica de la limpieza
Comencé acariciando sus pies y besándolos, ella se estremeció, pero ni si quiera abrió los ojos, comencé a chuparlos, estaban sudados, se notaba que había estado trabajando contrariamente a lo que pensaba ese olor y sabor salado todavía me excito más. Estaba fuera de mi.
Poco a poco fui subiendo por sus piernas, las besaba, las lamia y poco a poco intentaba que Sofia se tranquilizara, ahora ella parecía mucho más relajada, creo que estaba empezando a disfrutar de la situación.
Cuando llegue a la altura de su coño, ella misma había abierto sus piernas, me lace sobre él y comencé a lamerlo, estaba mojado por la excitación, su sabor era muy fuerte, nunca había olido aquellos aromas, estaba claro que aquel día no se había duchado, pero no me importaba, todo lo contrario.
Ella se estremecía y comenzó a gemir y pedir más y más…yo chupaba su clítoris sin parar, de vez en cuando daba algún chupetón recorriendo todo su coño y parando justo donde comienza el culo, creo que llego a correrse, porque note gran cantidad de flujos en mi boca…seguí subiendo y chupe sus tetas, eran enormes, bese su cuello y finalmente nos fundimos en gran beso.
Era mi gran oportunidad, sabía que Sofía jamás diría nada, así que le di la vuelta y comencé a besar su nuca, mordí su espalda y poco a poco fui bajando hasta sus nalgas…al llegar al culo ella quiso resistirte levemente, me dijo que parara que estaba sucio, pero había llegado hasta allí y mi intención no era esa.
Abrí sus nalgas y enseguida sentí un olor muy fuerte diferente a todo lo que había olido hasta entonces, sin pensarlo comencé a chuparlo. Al principio tuve una sensación de asco pero pronto volvió en placer, mi polla estaba a punto de reventar.
Sofía se movía y gemía, no paraba, estaba excitadísima se dio la vuelta y grito:
-Follame por favor, métemela no puedo más!!!
La situación era de un morbo total, yo iba a estallar pero le dije que no, me levante y me fui directo al baño donde explote de placer, al salir ella ya se había vestido, me acerque y le dije:
-No te preocupes no le diré nada a mi mujer del vestido.
Ella solo sonreía.
Por la noche, no podía dejar de pensar en ella, en su culo, en su coño, en sus pies sudados…estaba tan excitado que tuve que volver al baño a desahogarme.
Mi excitación salto por los aires, cuando me llego un wasap, que decía:
-Gracias por lo de esta tarde, nunca me habían chupado así.
-Me he vuelto a pajear, necesito que me dejes lamerte otra vez.
-Ja ja ja eres un guarro pero me ha encantado. Sera nuestro secreto, tranquilo no se lo diré a tu mujer, las limpiadoras somos así de discretas.
Ahora estaba en sus manos, Continuara…
Demasiado para mí.