El pequeño problema de mi hijo – Cuentos Cachondos

Tomando un café con una amiga me comentó que había llevado a su hijo al médico porque al parecer no se le descapullaba bien el pene, o sea, que cuando lo tenía en erección, no le salía bien el glande o le molestaba por tener la piel del prepucio corta. Yo me quedé un poco sorprendida por lo que me decía ella, ya que yo ni me había preocupado si a mi hijo le pasaría eso también, aparte del apuro que me daba hablar de estas cosas con ella, a pesar de la confianza que nos teníamos.
Su hijo era un poco mayor que el mío y ya tenía 15 años mientras el mío acababa de cumplir los 14, y la pregunté cómo se había dado cuenta de que le pasaba eso a su hijo, diciéndome ella que cuando se duchaba se le ponía muchas veces en erección y se había fijado que no le se le descubría bien el glande del todo, quejándose su hijo de que le molestaba al tirar de la piel hacia abajo, preguntándome ella:
.- ¿Tú no te has fijado en el tuyo, si lo tiene así?
.- No, la verdad, además me da mucha vergüenza mirárselo, porque está creciendo mucho y lo tiene ya de buen tamaño.
.- ¡Ay, que tonta¡ Claro, como el mío, no veas como se le ha puesto al niño, así casi de repente.
.- Es que están en la edad de desarrollo y pronto van a ser unos hombres ya.
.- Pues por eso, deberías fijarte más en el tuyo, para evitar que en el fututo tenga un problema cuando tenga relaciones con las chicas.
.- Es que yo ni me había dado cuenta de esas cosas, como todavía lo veo como un niño……
.- Anda, que seguro que tu niño tendrá ya una buena polla, como el mío y seguro que te pones nerviosa al vérsela.
.- No me atrevo a mirársela mucho por no incomodarle a él, porque está en la edad de la vergüenza y yo creo que le da apuro a él también.
.- Pues como el tuyo tenga también ese problema, prepárate, porque a mí el médico me mando hacer unos ejercicios en casa con él para que la piel le baje bien y no esté tan tirante, porque al pobre le molesta mucho.
.- ¿Qué ejercicios?
.- Pues cuando se duche, hay que ponérsela dura y hacerle masajes con el jabón o con gel mejor, en el pene echándole la piel hacia atrás y hacia delante para que le baje bien y le quede el glande todo afuera. Me dijo el médico que no lo tenía muy cerrado como lo tienen otros niños y que con este ejercicio, se podría arreglar sin operación.
.- Madre mía, ¿Tienes que hacerle eso a tu hijo? Yo me muero de vergüenza.
.- Si, es como si fuera una paja. Eres su madre y tendrás que hacérselo. ¿No querrás que se lo haga su padre?
.- No claro, pobre, menudo apuro.
.- No es para tanto, si nosotras ya estamos acostumbradas a eso, ¿no?
.- Sí, eso es verdad. Tendré que fijarme en mi hijo para ver si tiene ese problema.
Esa misma noche, cuando mi hijo se estaba duchando, me fijé que estaba en erección, pero con el glande recubierto por la piel, y me armé de valor para preguntarle:
.- Oye hijo, cuando se te pone así tan tieso, ¿nunca te sale el capullo afuera?
.- Sí, mamá, pero tengo que echarme la piel hacia atrás, y me tira bastante y me duele.
.- Pues habrá que arreglar eso, ¿no?
.- A un amigo mío le tuvieron que cortar la piel y ahora lo tiene siempre descapullado, pero a mí me da miedo que me hagan eso.
.- Bueno, ya veremos lo que se puede hacer, mañana iremos a la pediatra.
.- Jo, qué vergüenza, mamá.
.- Pero que vergüenza ni nada, si ella te está viendo desde que naciste.

Mi hijo no se quedó muy convencido, pero al día siguiente fuimos a la pediatra, y mientras ella le mandaba desvestirse, yo le comenté que me preocupaba ese problema y que se lo revisara, aunque a él le daba un poco de vergüenza.
.- No te preocupes, vienen muchos niños así con ese problema y sé cómo tratarlos.
Yo me quedé a su lado, y le dijo la pediatra:
.- Vaya, ya te ha salido bastante vello en el pubis. Te estás haciendo un hombre ¿eh? Vamos a ver lo demás si se está desarrollando correctamente.
Mi hijo seguía bastante cortado, y a pesar de los toqueteos de la pediatra para ponérsela dura, no se le ponía, diciéndome a mí:
.- Bueno, parece que está un poco nervioso el niño. Tendré que hacer lo que hago con otros críos así tímidos
Y acto seguido, veo sorprendida como la pediatra se desabrocha la bata y deja sus pechos a la vista de mi hijo, y como un resorte, su pene tuvo una erección muy fuerte, ya que se le levantó mucho, y me dice ella siguiendo actuando de forma natural:
.- Mira, ves como a pesar de tener una erección, la piel le recubre el glande.
.- Si.
.- Y tirándole de la piel hacia atrás se descubre, pero tiene mucha tirantez y le tiene que molestar. ¿Te molesta si tiro de la piel, no? (preguntándole a mi hijo).
.- Sí, me duele.
.- Esto se puede solucionar. Vamos a ver si haciendo unos ejercicios, podemos evitar la operación, que tampoco tiene mucha importancia, pero si lo arreglamos así mejor.
.- ¡Vaya, los ejercicios¡
.- ¿Ya sabes cómo son?
.- Sí, algo me dijo una amiga, que se los tiene que hacer también a su hijo.
.- Sí, es algo muy normal a estas edades.
.- ¿Pero tengo que hacérselos yo a la fuerza?
.- Sí, es mejor. Ya sé que a muchas madres les da apuro hacerlo, pero es conveniente que sea así porque si se lo hacen ellos mismos, empieza a darles gusto y se ponen a masturbarse hasta que eyaculan muy rápido y así no son tan efectivos los ejercicios.
.- Ah, ya entiendo.
.- Mira, te voy a enseñar cómo hay que hacerlo. El niño tiene que empalmar bien, aunque le moleste. Tienes que usar este gel, que es mejor que hacerlo con jabón, porque acaban irritando el pene, y este gel es neutro y lubrica muy bien. Se lo echas en el pene y empiezas a masajearlo así estando bien duro, echando la piel hacia atrás despacio y aguantando un poco para que la piel se vaya adaptando y el prepucio no tire tanto; lo haces así moviéndolo adelante y atrás despacio, sin que llegue a ser una masturbación, cuidando de que tu hijo no eyacule, para que le dure más así dura, y estás unos minutos haciéndoselo. Y esto, todos los días, y si son dos veces, mejor.
Viendo la escena, como la pediatra movía y masajeaba el pene de mi hijo, creo que llegué a excitarme, intentando quitarme esa sensación de la cabeza, porque me imaginaba cómo iba a poder hacérselo yo, si no.
.- ¿Te das cuenta? Ya tiene el glande completamente fuera. Fíjate el tamaño del que se le ha puesto, más grueso también. Esto es bueno, para que sea más efectivo el ejercicio, y así se le podrá desarrollar mejor el pene, y de mayor tener una buena polla para dar gusto a una mujer, como decimos nosotras.
.- Sí, uuuffff, vaya como se le ha puesto, nunca se la había visto así.
.- A esta edad se les empieza a poner el pene ya como a un adulto y haciéndole esto, lo va a tener casi como su padre.
.- Madre mía y yo teniéndolo en la mano haciéndole estas cosas.
.- Muchas mamás me han dicho que acaban excitándose, claro, pero en esas cosas ya no me meto yo, jajaja.
.- Ya, ya, me da un montón de vergüenza que me pase eso a mí con mi hijo, que hasta hace poco era mi niño.
.- Pues ya me contarás. Volvéis en mes y medio y me comentas como han ido las cosas y veremos si se le va corrigiendo el problema.
Ya de vuelta a casa, por la noche le mandé a la ducha y cuando terminó de lavarse, le dije, bastante nerviosa por la situación:
.- Bueno, vamos a hacer los ejercicios.
Me puse a echarle el gel por su pene, pero notaba que no acababa de ponerse bien duro como me había dicho la pediatra, diciéndome él:
.- Tendrás que hacer lo que hizo la pediatra, enseñarme las tetas.
.- ¿Pero qué dices? Si soy tu madre. ¿Es que yo te excito?
.- Mi hijo hizo un gesto sin contestar y como eso seguía sin empalmarse bien, tuve que hacer muy a mi pesar lo que hizo la pediatra, para poder seguir bien con los ejercicios.
Me bajé la camiseta enseñándole mis pechos, dejándolos al aire, quedándose mi hijo mirándolos con la boca abierta:
.- Mamá, son más grandes que los de la pediatra.
.- Como tu padre me vea haciéndote esto me mata. Ni se te ocurra decirle nada. (No me había atrevido a contárselo a mi marido por miedo a que no lo entendiera o le pareciera mal y como él llegaba bastante tarde a casa, tampoco tenía porqué enterarse).
.- No mamá, no le digo nada.

Empecé a notar yo, que enseñarle mis pechos había hecho efecto, porque su pene se puso muy duro apuntando hacia el techo y ya pude tirar de su piel hacia atrás, ayudada del gel con mi mano, moviéndolo hacia adelante y atrás, dejándome llevar por la excitación de ver su precioso glande brillante por el gel con un aspecto de lo más delicioso, dándome ganas de yo que sé, y haciéndoselo cada vez más rápido, hasta que noto como su semen sale disparado hacia mis pechos, manchándome toda, viendo la cara de satisfacción que había puesto mi hijo.
.- Perdona, que te lo he hecho demasiado deprisa y ha pasado esto.
.- Da igual, mamá. Me ha gustado mucho.
.- Claro, ya lo sé, sinvergüenza, pero hay que hacerlo bien para que te cures.
Durante los siguientes días seguimos con los ejercicios, y las veces que acababa corriéndose en la ducha antes de tiempo, iba por la noche a su cama para hacérselo otra vez, para que fuera más efectivo. Y cuando llevaba un tiempo haciéndoselo sin que llegara a correrse, el me pedía que acabara rápido para que se pudiera correr y dormir mejor, así que de esta forma, me había convertido en una masturbadora de mi propio hijo, acabando yo también con el coño todo empapado por la excitación, teniendo yo que masturbarme en mi cama, las noches que no follaba con mi marido, aunque tengo que reconocer que en alguna ocasión, en la intimidad de su habitación, no había podido evitar la tentación de llevármela a la boca y saborear esa delicia de glande que se le ponía. Entonces era la locura total y mientras se lo hacía, con la otra mano me iba tocando el coño para masturbarme porque no me aguantaba más.
Mi hija pequeña, tres años menor que su hermano, no tardó en interesarse por lo que hacía yo en el baño con su hermano tanto tiempo y una vez entró a curiosear y me vio allí, con la polla de su hermano en mi mano, moviéndosela arriba y abajo, preguntándome:
.- ¿Por qué le haces eso?
.- Para que tu hermano se cure de un problema que tiene aquí y me dijo la pediatra que se lo hiciera así.
.- Hala, que gracia, que grande se le ha puesto.
.- Anda, niña, no seas descarada, no deberías estar viendo esto.
.- ¿Por qué?
.- Porque eres muy pequeña para ver estas cosas, y aunque sea tu hermano, no está bien.
.- Bueno, pero déjame verlo, que me gusta ver como lo haces.
.- Claro, menuda pilla me has salido. Vas a aprender tú mucho.
.- Jajajaja (riéndose mi hija, como sabiendo que estaba viendo algo que no debía).
Y continuando:
.- Mamá, ¿puedo hacérselo yo?
.- Nooo, que cosas dices, bastante es que te dejo mirar.
.- Bueno, pero si te cansas, me lo dices.
En ese momento me llaman al teléfono y tengo que interrumpir los masajes a mi hijo y como no quería que se le bajara, no sé por qué se me ocurrió decirle a su hermana:
.- Anda, házselo tú un poco mientras hablo por teléfono.
Y veo a mi hija muy decidida, agarrar el pene de su hermano y empezar a movérselo con un buen ritmo, teniéndola que decir yo:
.- Despacio, hija, más despacio.
.- Ah, vale, ¿así, mamá?
.- Sí, así, muy bien. (Mientras hablaba por teléfono, precisamente con mi amiga, que me preguntaba cómo iba la cosa y se moría de risa al decirla yo, que ahora se lo estaba haciendo su hermana mientras hablaba por teléfono con ella). En ese momento oigo decirle a mi hijo a su hermana:
.- Mamá me enseña las tetas para que no se me baje, pero como tú no las tienes, tienes que enseñarme la rajita.
Mi hija se quedó mirándome y sin darme tiempo a decir nada, se bajó las bragas, dejando a la vista de su hermano toda la vagina abriéndosela ligeramente con la otra mano. Y ya tuve que colgar a mi amiga el teléfono, porque me daba miedo ver cómo podía acabar eso.
.- A ver, hija, ¿cómo eres tan desvergonzada, porqué le enseñas eso a tu hermano?
.- Tú también le enseñas las tetas, ¿no?
.- Sí tienes razón, no debería haberte dejado que le hicieras esto a tu hermano.
Interviniendo mi hijo:
.- Déjala acabar, mamá, que ya me falta poco.
.- Bueno, venga, acaba rápido.
(Diciéndola al oído su hermano)
.- Házmelo más rápido.
Y al poco tiempo de acelerar los movimientos de su mano, mi hijo acabó corriéndose, sorprendiendo a su hermana:
.- Mamaaa, ¿qué es eso? Parece como leche.
.- Sí, hija, eso es porque le has dado mucho gusto y los hombres echan eso.
.- Es muy pegajosa. Se me queda pegada en los dedos.
.- Sí, no toques eso, cochina, vete a limpiarte.
En mi cabeza me preguntaba, como habíamos llegado a esto, y como yo había permitido que mi hija pequeña masturbara a su hermano delante de mí, y ya no sabía lo que iba a pasar de ahora en adelante.
En los siguientes días, cada vez que hacía los ejercicios con mi hijo, a su hermana no había quien la echara de allí, y siempre tenía que acabar dejándola hacérselo un ratito, a veces incluso hasta que se corría su hermano, con gran alborozo por parte de ella, como si consiguiera un premio.
No sé si esto se me estaba yendo de las manos, pero mi hijo había conseguido que yo también le enseñara el coño mientras se lo hacía, al igual que su hermana, y mi excitación cada vez aumentaba más viendo el tamaño que iba teniendo el pene de mi hijo con los ejercicios y el morbo que sentía por estar con su hermana en esa situación, las dos pendientes de su buena polla ya, que cada vez se parecía más a la de su padre, mientras mi hija iba haciéndome preguntas y comentarios cada vez más indiscretos:

.- Una amiga me dijo que había visto a su mamá como se la chupaba a su padre. ¿Eso se puede hacer?
.- Sí, hija, entre los papás se hacen esas cosas.
.- ¿Entonces tú también se la chupas a papá?
.- Que preguntas haces. Eso a ti no te importa.
.- Jajaja, te has puesto toda roja, seguro que sí lo haces ¿a qué sabe?
.- No sé, no te lo puedo explicar. Eso ya lo verás tú cuando seas mayor.
.- Pero quiero saberlo ahora, ¿puedo chupar la de mi hermano?
Yo me quedé sin saber que contestar, la verdad, interviniendo mi hijo:
.- Sí, déjala, mamá.
Yo cada vez más confundida, acabe aceptando:
.- Bueno, un poco sólo ¿eh?
Mi hija acercó la boca al pene todo empalmado de su hermano y dudando un poco, pasó la lengua primero por su glande, relamiéndose:
.- Está rica.
Y acto seguido, acabo metiéndosela completamente en la boca, diciéndola su hermano:
.- Tienes que hacer con la boca lo mismo que con la mano.
Poniéndose seguidamente a hacerlo según la indicaba, sujetando mi hijo su cabeza acompañándola en el ritmo y lanzando un fuerte gemido al correrse en la boca de su hermana.
.- Mama, ¿qué hago? Me echó la leche en la boca.
.- Escúpela, anda.
.- Sabe rica, pero se me queda pegada en la lengua.
.- Lávate la boca con agua. Dios mío, no sé que estoy haciendo con mis hijos. Espero que vuestro padre no se entere de todo esto, porque me mata.
Ya había pasado casi el mes y medio en el que teníamos que volver a la pediatra y el aspecto del pene de mi hijo no podía ser mejor. Me decía que ya casi no le molestaba, sólo cuando se le ponía muy dura, pero todo esto había tenido unas consecuencias que no sabía ya como parar, porque más de una vez había sorprendido a mi hija en la cama de su hermano, masturbándole y chupándosela y tenía que echarla de allí antes de que hiciera cosas peores.
Por fin llegó la visita a la Pediatra, y en la revisión me dijo que la tenía estupenda ya y que había mejorado mucho, descubriéndosele prácticamente todo el glande, simplemente con la erección.
.- Tu niño ha mejorado mucho en tan poco tiempo. Debes haberle hecho los ejercicios muchas veces por lo que veo, y eso que decías que te iba a dar apuro hacérselos.
.- Bueno, me da vergüenza confesártelo, pero su hermana ha ayudado también lo suyo.
.- ¡No me digas! Jajaja, eso está muy bien. Todos tienen que colaborar.
.- Sí, pero es que su hermana va a hacer 12 años ahora y no me parece que esté nada bien que le haga estas cosas a su hermano.
.- No te preocupes tanto, Yo aquí he visto de todo y no es la primera que lo hace. Incluso me han traído niñas de esa edad que ya no son ni vírgenes.
.- ¡Qué barbaridad! Espero que eso no pase con la mía.
.- Pues tú hijo está muy bien, pero ahora viene la segunda fase, que es comprobar si haciendo la penetración le sigue molestando.
.- ¡Vaya!, lo que faltaba ahora ya. Pero eso ya no tendrá que hacerlo conmigo ¿no?
.- No, eso ya no te puedo pedir que lo hagas, aunque sé que alguna mamá hizo eso también, pero normalmente empiezan a tener sus primeras relaciones con chicas y es cuando lo notan si están realmente curados. Mientras tanto tendrás que seguir con los ejercicios hasta que pueda tener esa experiencia
De vuelta a casa, no paraba de darle vueltas a la cabeza con lo que me había dicho la Pediatra. O sea, que mi hijo tendría que tener una vida sexual activa para que no volviera atrás en lo que habíamos avanzado, y yo no sabía cuándo iba a poder empezar a tenerla, ya que era muy joven todavía.
A veces, mientras hacíamos los ejercicios, mi hijo me decía:
.- Mamá, las chicas de mi colegio no quieren tener sexo conmigo, para ver si me molesta haciéndolo.
.- Pues que quieres que te diga. Tendrás que esperar a que alguna quiera o echarte una novia, yo que sé.
.- Pero es que yo quiero saber si estoy ya curado del todo. ¿Por qué no puedo hacerlo contigo?
.- ¿Estás loco? ¿Cómo vas a hacer eso conmigo, si soy tu madre?
.- Pues igual que esto, que decías que tampoco podías hacérmelo.
.- Sí, tienes razón, pero es que eso es muy fuerte. Sólo lo hago con tu padre. ¿Quién te crees que soy yo?
A mi hijo no parecían convencerle mucho mis palabras y él seguía insistiendo cada día, hasta que en una de las ocasiones que se lo estaba haciendo en su cama, al vérsela tan dura y tan desarrollada ya, no me aguantaba de la excitación que tenía y en un momento de debilidad le dije:
.- Bueno, mira, vamos a probar un poco, a ver qué tal ¿eh?
.- ¿Me vas a dejar metértela?
.- Sí, pero un poco sólo, hasta que veas si te molesta.
.- Vale.

Me tumbé en la cama a su lado y le dije que se pusiera encima de mí y guiándole su polla con mi mano, la puse en la entrada de mi coño y le mandé que empujara para meterla. Yo estaba tan mojada, que al primer empujón de mi hijo, su pene entró dentro de mi vagina completamente diciéndome él:
.- Qué gusto da, mamá. Está muy mojado y caliente.
.- Sí hijo, ahora muévete dentro de mí, a ver si te molesta.
.- Mi hijo comenzó una auténtica follada conmigo y yo empezaba a morirme de gusto, por lo que le dejé que siguiera metiéndomela una y otra vez, dándome cada vez más fuerte hasta que acabó corriéndose dentro de mí, prácticamente a la vez que a mí me llegaba el orgasmo y nuestros gritos de placer se juntaron en uno sólo, tanto que los oyó mi hija y allí se presentó en la habitación de su hermano para ver lo que pasaba y encontrarnos en esa situación que no dejaba lugar a dudas en mi respuesta cuando preguntó:
.- ¿Qué hacéis?
Contestando su hermano:
.- Estoy follando a mamá.
.- Hala, que fuerte, y ¿te gustó?
.- Buuuffff, es una pasada.
Interviniendo yo:
.- Bueno, fue para probar si le molestaba con la penetración, como nos dijo la pediatra. Pero no sé si habrá valido la prueba, porque mi coño está ya muy dilatado y tu pene entró muy fácilmente en él. Eso tendrías que probarlo con chicas de tu edad que lo tienen más estrecho y tendrás más roce con ellas.
Diciendo mi hija:
.- Entonces que lo haga conmigo, a ver si le duele.
.- Pero ¿qué dices? Tú eres su hermana y esto no se hace entre hermanos. Además a quien te va a doler es a ti, porque eres pequeña todavía y eres virgen.
.- Pues igual que hice lo demás, también puedo hacer eso.
.- Sí, déjala probar a ella. Así ya sé que estoy curado.
.- Esto es el colmo. Pero como te voy a prohibir a ti hacer algo que yo tampoco debería haber hecho. A ver, ponte en la cama con tu hermano. Primero hay que prepararte la vagina, para que no te duela.
Entre su hermano y yo empezamos a masturbarla para que se le mojara bien para acabar lamiéndosela turnándonos, provocando que mi hija tuviera su primer orgasmo, pero estando cada vez excitada me pedía que su hermano se la metiera ya, por lo que le dije a mi hijo que se tumbara en la cama, para que su hermana se le pusiera encima y que ella misma se fuera metiendo su polla poco a poco, para que no la doliera tanto.
Cómo estaba muy lubricada, el glande de su hermano le entró con cierta facilidad, encontrando la pequeña resistencia de su virginidad, por lo que cuando ya se había acostumbrado a tener el glande de su hermano metido en su vagina, la dije que se lo metiera del todo hasta el fondo, pero al hacerlo lanzó un grito diciendo que la dolía, pero intenté calmarla dándola besos mientras la hacía moverse sobre la polla de su hermano, hasta que empezó a venirla el placer nuevamente, y el miembro de su hermano se movía en su interior, diciéndome él que no molestaba para nada y que iba a correrse otra vez, porque le estaba dando más gusto que conmigo.
.- Claro, hijo, tu hermana lo tiene más apretadito y sentirás más la presión.
Mi hija también estaba gozando mucho con su hermano y cuando se corrió dentro de ella, gemía como una loca fuera de sí, acabando completamente agotada, con el semen saliéndole por su vagina.
En los sucesivos días ya era normal en mi casa que bien por separado o juntas disfrutáramos de mi hijo y en alguna ocasión que yo estaba en su habitación, encima de él montándolo, apareciera mi hija y se quedaba mirando diciéndome:
.- Déjame a mi montarlo un poco, mamá.
.- Sí hija, súbete, que tú hermano ahora aguanta una barbaridad y ya me corrí dos veces con él.
Después de todo esto, mi hijo parecía que se le había corregido ese pequeño problema que suelen tener muchos chicos en esas edades, pero lógicamente, las cosas en nuestra casa habían cambiado mucho, sin vuelta atrás, por lo que las relaciones interfamiliares se fueron sucediendo casi a diario, intentando que mi marido no llegara a enterarse de lo que pasaba en su casa.