Como de costumbre hago mi paseo con mi amiga Laura por un trayecto que ya nos conocemos, cada mañana a eso de las 12 horas quedamos las dos y paseamos. Llevamos puestos nuestros chandals, o chandales como a ella le gusta decir, nuestras deportivas (zapatillas de deporte) y vamos a andar.
Mientras nuestros maridos están a lo suyo, trabajando nosotras cuarentonas y ella ya casi cincuentona paseamos, hacemos deporte y nos contamos nuestras cosas.
La verdad es que llegado a un momento de nuestro matrimonio, cuando esa pasión ha acabado, nos preguntamos qué nos queda con nuestros esposos. Cariño sí, ¿pero pasión y sexo?. Coincidimos las dos plenamente en que eso se ha acabado, dejamos pasar a otros hombres a los que gustábamos mucho, en virtud y favor de los ahora presentes esposos, pero todo se acaba.
Lo que empieza acaba y los dejamos a todos por ellos, y ahora, ahora ya nos hemos cansado, creíamos que eran los mejores en la cama y ya las pilas están agotadas. Cómo nos gustaría volver a nuestro pasado y aprovechar aquellas oportunidades que dejamos pasar, para precisamente casarnos. Las dos hablamos de las oportunidades pasadas y de lo obsesionadas que estábamos con los que ahora ya no tienen más energía. A mí me seguía un chico, era muy bueno, y lo dejé por mi marido, ¡cómo me gustaría volver a atrás y decirle que sí!.
Y aparte de todo eso, comentaré algo, ya lo pondré más adelante si alguien quiere, es el gusto por los chicos jóvenes de nosotras las maduras. Ayer mi amiga Laura me decía que ella miraba al hijo de una amiga nuestra, el hijo tiene casi veinte años. Y yo le decía que era joven y además es el hijo de nuestra amiga. Pero ella no me hace caso, su frase, cuál es, ….si tuviera veinte años!. Yo le digo, pero no los tienes.
En definitiva, el caso es que si ella pudiera se lo …..ía con todas las de la ley. Yo no soy así, pero hay muchas que sí.
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