Con muchas dudas en el interior de un sexshop

Había llegado finalmente a un sexshop que me dijeron, me quería comprar algún dildo que me gustara, algo con lo que poder divertirme esa tarde.

-Éste se vende mucho y a las señoras de su edad parece ser, que les agrada mucho.

Me dijo muy amablemente el dependiente del sexshop. Yo me quedaba mirando pensativa el dildo, ese masturbador para después poder pasar un buen rato en el hotel. Había llegado a Barcelona esta misma tarde y ya quería un poco de diversión.

-No sé, parece que está bien, tiene buen tamaño y tacto-le dije
-Sí, ninguna clienta se ha quejado, además les gusta mucho este color morado.

Me dijo el dependiente. Sabía vender, sí señor. La verdad esa tonalidad morada o rosa, me estaba gustando, me estaba erotizando. Pero yo como mujer pensaba en su pene. Además del juguetito, pensaba en su media sonrisa y en lo bien que nos lo podríamos pasar. Yo algo más mayor que él, pero con las ganas de pasármelo bien.

-No lo dude de que me gustará y bastante. Póngamelo por favor.

El dependiente muy amable me lo dio. Llevaba un envoltorio muy bonito, parecía un juguete de niños. Pero iba a ser toda una mujer la que lo iba a merecer.

Esa noche tuve un juguete y algo más. (Ver Segunda Parte)

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