CAPÍTULO 2 – Relatos eróticos maduras
No podía creérmelo; el corazón casi se me paraliza al reconocerla… Y claro, a ella le pasó tres cuartas de lo mismo, con lo que, de momento, se quedó tan paralizada como yo mismo me quedara y, seguro, con el corazón tan desbocado como el mío, por lo menos. Pero enseguida se recuperó, antes, bastante antes que yo, adoptando al momento una actitud de lo más profesional, con lo que se dirigió a mí con un muy aséptico “Hola Antonio, buenos días. Soy sor María de la Cruz de Cristo; ¿cómo se encuentra usted esta mañana?”; a lo que yo respondí, con toda la flema de que fui capaz: “Bien, sor María; es usted muy amable”… Y punto
Mes: marzo 2017
ADELA
CAPÍTULO 1º
La conocí en 1965, hacia mediados-fines de Abril, a mes y pico de la Semana Santa y a, casi justos, dos años de conocer a Montse, mi novia. Pero lo curioso fue que a las dos las conocí de rebote, por intercesión de tercera persona. Montse era catalana pero recriada en Madrid, donde llegó con seis siete años, permaneciendo en la capital de España hasta sus quince-dieciséis años, acabando ya el bachillerato,
Mi sobrina caliente la merquera
Como verán en la foto, mi sobrina caliente es una hembra divina y flor de puta morena; increíblemente bonita, pelo moreno y oscuro, seductora pero indecisa, caliente pero lejana, tímida pero curiosa. Todo lo tiene, lo reúne, nadie la ha tocado, virgen como ella sola, pero deseosa como ninguna. No sé si al final podrá … Leer más
Regalo de mama y mis hermanitas para mi cumple ..2..
Estamos todos: mamá de tetas grandes caídas hermosas, mis hermanitas y yo bastante borrachos. Mi mamá y hermanitas inconscientes pero, en mismo su borrachera deseaban que me follara a mama para evitar que tenga una depresión, no sabían que yo ya había follado con mas de 30 jóvenes de mi instituto. Tenía experiencia en follar pero no follar en familia, es decir, metérsela a mis hermanitas y mi madre.
Mi regalo de cumple de mi madre
Esta noche cumplo un año más, mi mamá dice que me va a dar mi regalo especial de cumpleaños. Ella entra en mi cuarto, yo no me lo esperaba. Mi madre entra con sus dos tetas grandes ya desnuda, como cuando me daba pecho.
Yo me quedo parado, ya no soy un niño de teta. Sin embargo, mi madre que la noto excitaba, pese a mi corta edad, me dice: